Cuando fue publicado por primera vez, en 1923, el pequeño libro que Khalil Gibran tituló «El profeta», no tardó en recibir elogios de la crítica e interés por parte de los lectores. Simples, integradores y profundos, sus mensajes se encuentran asentados sobre una espiritualidad superadora de las religiones y, principalmente, en constante búsqueda de las coincidencias entre los credos. El amor al prójimo, la pertenencia de cada individualidad a un Todo unificador, el respeto por todos los seres de la creación, la libertad y la certeza de que la vida es un camino de aprendizaje que concluye una vez que el ser humano retorna a esa Totalidad son parte de la filosofía que este profeta descubre ante los ojos de los ciudadanos de Orfalese y, por extensión, ante los lectores del mundo. «El profeta» es, sin duda, el gran libro de Khalil Gibran. Pero, sobre todas las cosas, se trata de uno de los textos más celebrados en el difícil camino de conjugar la literatura con la espiritualidad. AUTOR Yibrán Jalil Yibrán (Bisharri, 6 de enero de 1883-Nueva York, 10 de abril de 1931), más conocido como Khalil Gibrán, fue un poeta, pintor, novelista y ensayista libanés. Recibió una esmerada educación en Boston (EE. UU.), donde se estableció su familia cuando él tenía once años, y allí permaneció durante veinte años, hasta dominar el idioma que haría famosas sus novelas; entre ellas, «El profeta», la obra que lo bautizaría como el Profeta de Oriente. Aunque comenzó a escribir esta novela en árabe a los quince años, no la vería publicada hasta 1923 en lengua inglesa. Además de sus escritos en prosa, fue innovador de la poesía árabe, pues no olvidaba sus raíces originales, e incluso se traducía a sí mismo en muchos de sus escritos. A lo largo de su vida combinó su gusto por la literatura y la pintura, que fue muy admirada en París. Entre sus publicaciones, se destacan algunas obras como «Espíritus rebeldes» (1903), «Alas rotas» (1912), «Lágrimas y sonrisas» (1914), «La procesión» (1918), «El loco» (1918) y «La tempestad» (1920).