Lo cotidiano se vuelve fantástico y mágico, además de muy divertido.
Un pelícano que se ofrece como caja fuerte a un banco, un niño que crecía sin control, un faro con alma de proyector de cine o un melocotonero agradecido son algunos de los protagonistas de estas historias. Unos cuentos llenos de fantasía y humor en situaciones comunes y corrientes.