Lynn Morrow estaba decidida a poner un plato de comida en la mesa para sus dos hijos. El que pronto se convertiría en su exmarido había fallado de nuevo a la hora de cumplir con sus obligaciones.
Fue entonces cuando entró en escena Mitch Franklin, un insólito caballero de brillante armadura. Mitch había adorado a Lynn en el pasado. Ahora en ella no solo veía a la dulce chica que se le había escapado, sino a una mujer desesperada por recibir algo de apoyo. Mientras que acudir al rescate de Lynn y sus hijos fue algo que hizo de manera espontánea, también fue lo suficientemente sensato como para animarla a encontrar su propio camino… que con suerte la conduciría a sus brazos.