Publicado por entregas en 1887 y en volumen único en 1888, El sombrero del cura, de Emilio de Marchi, supone el feliz punto de arranque del aclamado género giallo italiano. La obra conoció un asombroso éxito de ventas en su época, siendo tempranamente publicada en Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania, Hungría, Dinamarca, Argentina y España (La Novela Ilustrada, Madrid, 1907); mientras que en Italia, hasta cuatro casas editoriales llegaron a compartir su publicación (contando con un abultado número de reediciones; hecho realmente extraordinario, en un país que aún registraba altas tasas de analfabetismo). Sobre el atractivo fondo de la mísera y populosa Nápoles, El sombrero del cura narra las desventuras del atormentado barón Carlo Coroliano de Santafusca, que reducido a la ruina por las deudas del juego y una vida de ocio y disipación, asesina a don Cirilo, un siniestro clérigo consagrado a la usura y la especulación, a objeto de hacerse con sus riquezas y salvar así su comprometida posición. El crimen parece perfecto, sin embargo, el barón descuida un detalle: el sombrero del cura. Una pista peligrosa, que atormentará al asesino como una suerte de recurrente alucinación, intensificada en fatal in crescendo. Sugestiva novela negra de suculentas implicaciones psicológicas, en El sombrero del cura, Emilio de Marchi recoge con desparpajo las lecciones de la gran narrativa europea (de Dostoievski a Poe, de Dickens a Guy de Maupassant, de Manzoni al Verismo), alternando magistralmente el tono ligero del boceto ottocentesco con el registro oscuro de la novela gótica.