La revista literaria ha tenido siempre ambición de obra total: barajar géneros, autores de varias generaciones, asuntos diversos, idiomas distintos. Que entre ellas abunden las siempre divertidas revistas de grupo o de tendencia sólo anima más las posibilidades del género. Poniéndonos en la estela de las revistas que siempre nos gustaron, que nos procuraron tanta felicidad con su aspecto de enciclopedias desordenadas y libres, en Calle del Aire trataremos, dos veces al año, seguir una tradición imponente: podría contarse la historia de nuestra literatura del último siglo relatando las suertes y miserias de sus revistas literarias. En español –y sin salirnos del siglo XX– ahí está ese monumento que es Sur, o su modelo Revista de Occidente, ahí la Gaceta Literaria y Diwan y Fin de Siglo y Renacimiento y Clarín y tantísimas otras. Un lugar donde se habla de Jünger y de la Ruta 66, se leen los poemas de Ford Madox Ford y epigramas de Francisco Bejarano, hay un cuento de ciencia-ficción que es lo primero que publica un autor y el último cuento que ha escrito un maestro del género, ya expone a las claras su flexibilidad, su aspiración de obra total. Otra cosa es que lo consiga, claro, pero no va a ser por falta de ganas.
Textos de Miranda Lida, Soledad Lida, Julio Cortázar, Julián Urgoiti, Juan Lamillar, Inmaculada Mengíbar, Abel Debritto, Pilar Pardo, Fernando Taboada, Juan Diego Martín Cabeza, Francisco García Castro, Antonio Rivero Taravillo, Amparo Llanos Fayos, Eduardo Alaminos López, Mauricio Wiesenthal, César Aira, Javier Salvago, César Romero, África Mesa Rubio, Jorge Andreu, Susana Benet, Miguel Iturria Savón, Daniel Rodríguez Rodero, María Alcantarilla